La madre Lucas González, el futbolista adolescente muerto luego de ser baleado por agentes de la Policía de la ciudad de Buenos Aires en un aparente caso de «gatillo fácil» en el barrio porteño de Barracas, anunció hoy que donó los órganos de su hijo, cuyo corazón «va estar latiendo en algún lugar del mundo».
«Estoy muerta en vida. Me sacaron el corazón. Me sacaron todo, pero el corazón de mi hijo va a estar latiendo en algún lugar del mundo. Es un acto de amor muy grande. Alguien va usar sus pulmones, sus órganos le van a servir a alguien», declaró Cintia López de González, madre del joven que revistaba en las divisiones inferiores del club Barracas Central.
«Jamás pensé en estar pasando por ésta situación. Yo quería verlo triunfar. Era lo único que quería para él. No quiero que esto quede en la nada, quiero prisión perpetua para los policías», afirmó a la agencia Télam.
Mientras se da por descontada la detención de los tres policías involucrados en el caso, la familia de González contrató para la querella judicial a Gregorio Dalbón, uno de los abogados de la expresidente Cristina Fernández de Kirchner en causas por presunta corrupción.
Lucas González, de 17 años, murió el jueves a causa de disparos de bala en la cabeza que recibió el miércoles por la mañana, cuando junto con tres amigos de su misma edad viajaban en un Volkswagen Suran azul y al detenerse en un kiosco fueron interceptados por tres policías de civil quienes, según su versión, creyeron que iban a cometer un robo y dispararon al verlos armados.

Las familias de los adolescentes negaron tajantemente que ellos estuvieran armados y aseguraron que los policías efectuaron los disparos sin motivo.
El caso pasó al fuero criminal luego de que el juez de menores Alejandro Cilleruelo se apartara de la causa por considerar que los tres adolescentes que acompañaban a González no cometieron delitos, pero prohibió la salida del país a los tres policías que efectuaron los disparos que causaron la muerte de González.
Se trata del inspector Gabriel Isassi, el oficial mayor Fabián López y el oficial José Nievas, quienes de inmediato fueron separados de sus funciones y están bajo sumario interno, dijeron fuentes del Ministerio de Justicia y Seguridad porteño.
«La policía en una democracia no puede actuar sin debida identificación», dijo el juez Cilleruelo en el dictamen en que resolvió apartarse de la causa, que pasará al juzgado penal de turno en Barracas.
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